A lo largo de este artículo, vamos a intentar conocer algo más la posición de la mujer indígena ante la Conquista de América. La población total del momento previo a la Conquista se desconoce, tan sólo contamos con aproximaciones, por lo que su distribución por sexos también nos es un dato desconocido. La catástrofe demográfica que diezmó la población indígena en las distintas fases de la Conquista, motivada por varios factores como la guerra, las enfermedades o el hambre, supone que el tanto por ciento de mujeres indígenas que vivieron en la sociedad del momento post- conquista sea muy bajo.
¿Cómo era la vida anterior a la llegada de los españoles?
La mujer fue parte activa en la formación de la sociedad americana, tanto en el entorno social como en el entorno doméstico. Cualesquiera de estas dos circunstancias son necesarias para el crecimiento económico y cultural de un lugar y actividad de la mujer indígena precolombina no se redujo únicamente a uno de estos dos ámbitos, aunque podemos decir esto de manera muy generalizada, porque hay notables diferencias entre su preponderancia entre los distintos pueblos. Así no era la misma situación la de la mujer mesoamericana que la de la andina, al igual que las culturas azteca, maya o inca no tenían las mismas características.
Demostraron una gran inteligencia, valor, habilidad y capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias, unido a una positiva disposición para actuar. De esta forma, conseguían tener un lugar social destacado en cada pueblo indígena, desempeñando de forma efectiva y práctica aquellas tareas que tenían encomendadas, siendo ellas de este modo un claro exponente en la marcha hacia la heterogeneidad que define la cultura prehispánica.

Tal como señala Arantxa Robles Santana, “la mujer indígena prehispánica ejerció con total dignidad todos los roles que fue asumiendo conforme se fue desarrollando la cultura americana. Estuvo presente y fue protagonista de los hechos más relevantes de la Historia, y asumió la realización de actividades políticas, sociales y religiosas, demostrando estar totalmente capacitada para ello. Estudiando al cronista Francisco López de Gómara en su Historia general de las Indias, éste alude a la posición de la mujer en las diferentes regiones, dándonos una idea de que era una sociedad mucho más cercana a los valores de igualdad actuales, que a los de profunda división de sexos y sometimiento de la mujer que imperaba en la España del momento. Estos datos son importantes, ya que nos documentan sobre sistemas de parentesco, virginidad y actividades de la mujer, y nos permite conocer algunas de las diferencias regionales: en distintas zonas la mujer guerreaba al igual que el hombre, como ocurría en Cartagena, Chimitao, Dairén o en Santa Marta, donde éstas iban también de caza solas; en otras, por ejemplo, no era importante que la mujer llegara virgen al matrimonio ya que de esta forma sabe de su propia experiencia, si no era así, en muchos lugares se ofrecía a la mujer antes de la boda para que se la adiestrase (en Venezuela, el encargado era el chamán que oficiaba la ceremonia)”[1].
A pesar de que era común que los hombres tuvieran varias mujeres elegidas por ellos, estando establecida la poligamia, sin embargo, algunas indígenas en Nicaragua eran las que escogían al marido a su gusto, y además en esta región existían prostitutas y la violación era castigada. En otras zonas, la mujer se podía dedicar al comercio y a las artes sin ser denostada por ello. Por citar otro ejemplo, el aborto en la zona de Panamá era normal porque las mujeres sabían cómo realizarlos minimizando riesgos y decidían sobre su propio cuerpo.
¿Qué pasó con la Conquista?
Con todo este cúmulo de informaciones vemos cómo estas sociedades reposaban sobre unas bases más libres que las que se empezaron a construir tras la conquista española y la llegada del cristianismo. El choque cultural producido por la Conquista fue enorme para ambas partes. La vida privada y las libertades femeninas de ambas culturas, indígena y española, era totalmente enfrentada. Las mujeres, en algunas culturas, gozaban de una libertad sexual que no perjudicaba moralmente a nadie, pero que resultaba inasumible para las españolas de la época, y estaba hasta permitida hasta la prostitución sin ningún tipo de discriminación social. A su vez, también accedían a roles que en el imaginario colectivo etnocéntrico español eran exclusivamente masculinos, como puedan ser la caza y la guerra, el gobierno y las decisiones sobre el pueblo, negados a la mujer. Por tanto, no sólo las mujeres se dedicaban al cuidado del hogar, a tejer, a sembrar, sino que asumían todo tipo de actividades y así el abanico de sus acciones se ampliaba según las características sociales de la zona.
A la llegada de la cultura hispánica tuvieron que saber adaptarse a la nueva situación, a este nuevo rol que se les imponía, y fueron influenciadas notablemente por el entorno español. Igualmente, las españolas ganaron algo de independencia, beneficiándose no sólo por la ausencia de controles de todo tipo con los que se vivía en las colonias, producidos más por necesidad que por convicción, sino también por el conocimiento de otras formas de vida en las que la mujer no estaba tan relegada en la sociedad y en la economía. Las indígenas solo podían adaptarse, resignarse, o resistir en sus ideas hasta la muerte, y las opciones que eligieron fueron variadas.

Pero, en muchos casos, como verdaderas supervivientes a la catástrofe que supuso para sus pueblos la llegada de los colonizadores europeos, optaron por negociar con ellos, por asimilarse y vivir bajo las nuevas normas impuestas, por puro convencimiento o con tal de sobrevivir. Las mujeres españolas también podían decidir vivir como conocían, bajo sus rígidas normas morales o sociales, o abrirse a lo nuevo que se les ofrecía y sus resoluciones fueron también variadas.
Continuará…
[1] Robles Santana, Arantxa: “Una aproximación al rol de la mujer precolombina en América”. Revista Cuadernos del Ateneo. Nº 32 (2014) Pág.92-109
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