En mi artículo de presentación de este blog, que podéis releer aquí, definía este blog como un lugar de encuentro y transmisión de conocimiento, a similitud de los Salones Franceses de la Ilustración, propios de la Edad Moderna. El surgimiento de estos tabernáculos en la Francia del siglo XVII, convierten a este país en un Estado moderno y avanzado culturalmente. Es preciso en este momento, poner nombre y cara a los protagonistas y auspiciadores de estos Salones, sobre todo a las femeninas, más desconocidas aún y verdaderas embajadoras del conocimiento.

Por ello este artículo pretende poner en valor a varias de estas mujeres, cultas y adineradas, que pusieron a disposición de las tertulias y debates sus casas y palacios y sus nombres. Damas de la alta sociedad, modernas e inteligentes, que atraían a sus salones a políticos, pensadores, artistas y escritores, creando unos entornos cómodos y propicios para estudiar y analizar las artes, las nuevas invenciones y adelantos técnicos, la economía, e incluso, la política. La influencia de estos Salones llegó a ser tal que el poder que acumularon estas salonnières sobre diferentes ámbitos sociales y políticos, puso en guardia a los sectores más conservadores, obligándolas a cesar sus actividades.

CATALINA DE RAMBOIULLET (1588-1665)

La Marquesa de Ramboiullet es reconocida por ser la primera salonniére de Francia en el mismo centro de París, creando en el siglo XVII un centro de sociabilidad y reunión donde también se juntaban el grupo de las denominadas preciosas”, un grupo de jóvenes aristócratas dedicadas al cultivo del espíritu que acudían a los salones, entre las que citamos a Mademoiselle de Scudéri, Madame de Sévigné y Madame de La Fayette, entre otras.

Salonniere Francesa

Esta denominación surge de la comedia de Moliére “Las preciosas ridículas” donde el autor se mofaba de las costumbres y modales de estas mujeres, pero que, sin embargo, tuvieron una gran influencia con su comportamiento sobre la sociedad y la literatura, llegando a renovar en muchos aspectos el uso de la lengua francesa y los modos sociales.

El Salón de Ramboiullet fue preminentemente femenino, de ahí que acabara siendo blanco de muchas críticas y burlas, pero no por eso debemos tomarlo como una iniciativa menor, sino darnos cuenta de que esas mismas críticas ponen en relieve la revolucionaria idea de Catalina y las posibilidades de desarrollo que tenía el ámbito femenino de la época, que, en su mayoría vivía relegado a las labores domésticas, cortesanas, al cuidado de la casa y la familia y sujeto a unas rígidas normas sociales.

Pero es necesario destacar, que la causa principal de la creación de estos Salones no fue otra que la precaria salud de su anfitriona, que le impedían disfrutar del arte y la literatura como hubiera deseado y no la filantropía. Además, los deseos de tener una especie de corte propia, al estilo de la realeza, le dieron alas para rodearse de una serie de fieles seguidores con los que, además de departir temas profundos, podría tratar de trivialidades como amigos. El inmenso poder económico de la familia Rambouillet permitió dotar al Salón de un lugar espacioso y exclusivo, restaurando una casa perteneciente a sus antepasados. El palacete que empleaban en sus reuniones, desafortunadamente, desapareció en el siglo XVIII.

Catalina creó las normas de etiqueta y cortesía que se convertirían en obligatorias en el resto de Salones que nacerían a semejanza del suyo, por las principales casas de París y, posteriormente, por el resto de Francia. La sencillez, el respeto mutuo, la falta de interrupción al orador, la voz callada y otras características dotarían a estos entornos de un ambiente de confianza y seguridad donde expresar opiniones modernas y avanzadas y donde los pensamientos fluían y eran expresados con seguridad. El gusto por la palabra hablada, por el intercambio de ideas y por la intelectualidad serían una seña de identidad de estas reuniones.

ANNE “NINON” DE L’ENCLOS (1629-1705)

Escritora, cortesana, salonnière, mecenas… ¡son tantas las palabras que definen a esta mujer fuera de los cánones habituales de la época!

Seguidora del epicureísmo, llevó una vida íntima que puede ser definida como libertina, liberal y hedonista. El disfrute de los placeres del cuerpo y del alma le procuró una existencia diferente a las demás, vetada a las mujeres del momento y fuera de las restricciones religiosas imperantes. La rumorología de la época cifra en más de 5.000 la cifra de sus posibles amantes. Semejante libertad le llevó a ser objeto de duras críticas y desprecios por parte de la sociedad

ANNE NINNON DE LENCLOS

En su salón, grandes escritores y pensadores como Molière y un joven Voltaire se daban cita para debatir las grandes dudas de la época y disfrutar de una compañía sin duda jovial y entretenida.  También lo frecuentaban François de la Rochefoucauld, el fabulista Jean de La Fontaine, el pintor Nicolas Mignard (al que “Ninon” sirvió de modelo) o el compositor musical Jean-Baptiste Lully y muchos otros importantes personajes de la época.

Su principal obra como escritora se centra en las recopilaciones de correspondencia, donde pondrá por escrito sus sentimientos y pensamientos más íntimos.

En Lettres de Ninon de L’Enclos au marquis de Sévigné (Cartas al marqués de Sévigné), su obra más famosa, escribe:

«Me preguntáis, marqués, si cuando una mujer os concede el último favor os da con ello una prueba irrefutable de su amor. Sí y no… Las razones para ceder estos últimos beneficios son infinitas. A una la decide la curiosidad; otra, poco aventajada en lo que a belleza se refiere, deseará afianzar al amante con el aliciente del placer; aquélla se convencerá de que necesita conquistar a un hombre con el único fin de engrosar su vanidad; otras cederán a la compasión, a las circunstancias o a la oportunidad, o simplemente al placer… Qué sé yo… El corazón es caprichoso y las razones que le deciden tan singulares y variadas que es imposible descubrir qué resortes lo manejan.”

La contemporaneidad y femineidad que muestran estas palabras son, sin duda, la mejor muestra de su carácter independiente y emancipado.

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