«Fado por un Rey», una novela histórica, una fábula …
Un joven criminalista viaja a Lisboa con un contacto secreto y una misión aparentemente imposible: demostrar que el Rey Sebastián de Portugal no murió, como aseguran las crónicas, en la batalla de Alcazarquivir, sino años más tarde, arrastrado, ahorcado y despedazado, bajo la imagen de Gabriel de Espinosa, el Pastelero de Madrigal. Acaudalados portugueses que buscan revitalizar su país, un viejo profesor y una hermosa mujer, le incitarán en una búsqueda documental con un final incierto, entre fados y versos de Pessoa.
Esta es la trama que nos muestra “Fado por un Rey” y que, mezclando presente y pasado, pretende demostrar que el Pastelero de Madrigal era ciertamente el Rey Sebastián de Portugal y no un suplantador, que, con delirios de grandeza, quiso hacerse pasar por el Rey y encontró una muerte atroz.
Pero conozcamos primero lo que dice la historia oficial:
Corre el siglo XVI y Portugal tiene intereses económicos en el Norte de África que amenazan con venirse abajo por la intervención de emires de la Dinastía Saadí. Sebastián I (Rey desde 1557) está dispuesto a proteger esa zona para su beneficio, a pesar de que la recomendación general de muchos, incluso de su poderoso tío Felipe II, era que olvidara la expansión territorial africana. Desoyendo los consejos, parte con una gran flota hacia Arcila, cerca de Tánger. La difícil situación de las tropas, hambrienta, enferma y en muy malas condiciones, por la larga travesía y las complicaciones del desierto hizo que el ejército avanzara con lentitud y cuando llegó finalmente a su destino, el enemigo le estaba esperando.
La batalla de Alcazarquivir fue cruenta, seis horas duró, y fallecieron casi 8.000 cristianos y 6.000 moros. Entre las tropas portuguesas cayeron muertos varios oficiales, nobles… y el Rey.

Retrato del rey Sebastián de Portugal
por Cristóbal Morais, 1571.
Sus restos fueron reconocidos por varios miembros de la nobleza, a pesar de su penoso estado. Se le dio sepultura allí mismo, aunque más tarde su féretro se trasladará a Portugal.
Tras la desaparición del Rey, Felipe II tenía la vía abierta para reclamar su ascendencia sobre el trono portugués y unificar la Península bajo su dominio.
La leyenda nacería en ese momento: el Rey Sebastián no estaba muerto, vivía y recuperaría para Portugal su independencia como Reino, dando lugar a un movimiento llamado sebastianismo. Durante la dominación española (1580-1640), cuatro personajes reclamaron ser el verdadero Rey Sebastián I, uno de ellos, el Pastelero de Madrigal, Gabriel de Espinosa.
El proceso contra Gabriel de Espinosa se conserva en el Archivo de Simancas, y fue declarado materia reservada y secreto de Estado por el duque de Lerma el 23 de septiembre de 1615, con lo que no pudo ser investigado hasta que, a mediados del siglo XIX, se levantó el secreto procesal, lo que, sin duda, acrecienta más el misterio.

Retrato del Rey Sebastián I, «el Deseado»
que sería suplantado por Gabriel de Espinosa.
En 1594, Gabriel llega a Madrigal. Su gran parecido físico con el difunto Rey, sus buenos modales, su cultura y su dominio de varios idiomas, no tardaron en llamar la atención. Su oficio de pastelero, entendido no con su acepción actual sino referido a pasteles de carne y empanadas, le hace pasar en un principio inadvertido, pero Fray Miguel de Los Santos, agustino que había sido confesor del Rey y residía también en Madrigal, parece reconocerle y le pone en contacto con Doña Ana de Austria, hija de Don Juan de Austria (hermanastro de Felipe II), buscando un matrimonio entre ambos y una renovación del poder en Portugal.
Finalmente, todos son detenidos y procesados por crímenes de lesa majestad y Gabriel y Fray Miguel enviados al patíbulo. A Doña Ana, por su parentesco real, se le permitió seguir viviendo, pero recluida en un convento en estricta clausura y denostada socialmente.
La historia hasta aquí ya da para una novela, de hecho, se ha escrito mucho sobre el tema, como “El pastelero de Madrigal” de Manuel Fernández y González. Pero incluso desde 1683, existe una crónica anónima que habla de la trágica vida de Gabriel.
¿En qué se diferencia la novela de “Fado por un Rey”?
En que da por hecho que Gabriel de Espinosa fue realmente el Rey Sebastián, que permanecía oculto por una promesa hecha al Papa de Roma tras su horrible derrota. Y todo lo basa en una trabada búsqueda documental en Archivos públicos y privados
En el mismo proceso del Archivo de Simancas, la firma por parte del reo da lugar a diversas interpretaciones…¿firma : yo, rey presso, que no espinosa? ¿o es pura imaginación?

Dejémos volar la imaginación y soñemos con esta novela de intriga y de historia, que nos traslada a un Portugal actual y al amor por la investigación histórica y el buceo en los archivos como fuente de verdad, por encima de ideologías políticas.
Mi opinión de la novela: interesante, fácil de leer y que engancha. Igual algunas de las transcripciones de documentos se pueden hacer pesadas a un lector no habituado, pero mantiene el ritmo adecuado y la dosis justa de realidad y ficción, como para poder hacerla creíble. Con su lectura dan ganas de volver a nuestro país vecino, de escuchar ese cadencioso hablar y escuchar fados hasta el amanecer…
En este interesante artículo, podéis acceder a leer más historias sobre otros personajes que también se hicieron pasar por el Rey Sebastián I de Portugal ver aquí
Escrita por José Guadalajara y Félix Jiménez. El primero es doctor en Filología Hispánica e investigador y autor de diversos artículos de divulgación en revistas como Historia 16 o La Aventura de la Historia. Félix Jiménez, por su parte, ha desempeñado diversos puestos relacionados con la docencia y ha publicado diversos poemarios y obras de narrativa. El amor por la palabra escrita de ambos escritores se percibe en cada página, componiendo una novela que es, tal como la historia que cuenta, mezcla de realidad y de ficción, de esperanza y de Historia.
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